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Este fin de semana ha sido único, y probablemente lo será hasta el año que viene.

Es difícil expresar las sensaciones ante una multitud emocionada por su presente, pero aún más por su futuro. 18.000 almas nos reunimos en el Palau Sant Jordi en Barcelona, pertenecientes a Europa, Medio Oriente y África, un ejemplo cargado de significado, es posible unir gente de diferentes sitios y culturas, con diferentes idiosincrasias, de niveles culturales y religiosos de lo más variopinto.

Llegué el jueves por la noche, y al día siguiente comencé a encontrarme con los amigos de siempre, con los que por la distancia nos vemos con menos frecuencia, y con centenares de personas que aún sin saber quién es te la ves por la calle con una camiseta de Herbalife y cruzas una sonrisa cómplice, todo el mundo alegre, todo el mundo con la misma expectación, todos ansiosos por recargar energía.

Al principio no tienes idea cómo es posible crear el ambiente que se genera en estos eventos, pero ahí estaba, el primer día fue para el equipo ejecutivo, éramos muchos, pero lo mejor estaba por venir, el viernes pasó rápido, tuve la suerte de compartirlo con Aida y Víctor, dos amigos que por primera vez se habían ganado el derecho de estar un día antes que el resto, ¡que emoción!

El sábado y el domingo fueron completamente espectaculares, las puertas del evento se abren temprano, pero la gente está ahí una o dos horas antes, todo el mundo procura estar en una buena ubicación, no perderse nada, apuntar cada palabra, cada detalle, y lo más importante, cada historia, gente como cualquiera de nosotros que un día decidió cambiar sus vidas, y para ello, cambiaron la vida de muchos, afectando de manera única mejorando sus hábitos, su estilo de vida, y muchos casos sus economías.

Esta es mi séptima extragavanza, sin dudas la más emocionante, cuando termina te das cuenta que uno de los motivos por el cual se crea este clima entre un público tan heterogéneo, es que todos queremos lo mismo, y esta compañía tiene un mensaje claro para todo aquel que quiera unirse, no importa de dónde vengas, que edad tengas, no importa tu situación actual, si eres hombre o mujer, aquí tienes un sitio para hacer tus sueños realidad.

Me gusta mucho este poema de William Ernest Henley, creo que de alguna manera resume el espíritu de los que este fin de semana vivimos la experiencia.

Más allá de la noche que me cubre, negra como el abismo insondable, doy gracias a cuales dioses fuere por mi alma inconquistable. En la caída garra de la circunstancia no he gemido ni llorado. Sometido a los golpes del azar mi cabeza sangra, pero está erguida. Más allá de este lugar de ira y llantos yace sino el horror de la sombra, Y aún la amenaza de los años me halla y me hallará sin temor. No importa cuán estrecha sea la puerta, cuán cargada de castigos la sentencia, soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.

El año que viene por estas fechas, los que no nos conformamos con menos nos volveremos a reunir, nos vemos en Praga.

David Arcavin | darcavin@gmail.com